martes, 21 de julio de 2015

¿Qué sabemos del Cannabis?

En los tiempos que corren todo el mundo, quién más o quién menos, sabe que es o como es físicamente la planta del Cannabis; nuestros padres por sus antecedentes de la “época Hippy" y los más jóvenes por toda la cultura musical que acompaña a dicha sustancia y, también, por toda la prevención que se está haciendo desde los institutos para prevenir su consumo e informar de los riesgos ya que, según estudios recientes, cada vez los consumidores dicha planta son más jóvenes. 

Bien, el post de hoy es un post informativo, con lenguaje cercano y útil para padres preocupados que necesitan buscar información o para adolescentes que empiezan a fumar y desconocen todos los riesgos que conlleva el consumo de cannabis.


Cabe destacar que el cannabis es la droga ilegal más consumida en todo el mundo y tanto en la Unión Europea como en España, su consumo está aumentando a lo largo de los últimos años con una tendencia creciente.

El consumo de cannabis, junto con el de alcohol y tabaco, forma parte de los hábitos y estilos de vida de una proporción importante de jóvenes. Estos consumos, junto a la baja percepción de riesgo de los mismos y a una mayor disponibilidad para conseguir estas sustancias, hacen que el cannabis se haya convertido en una droga de uso recreativo asociada al tiempo de ocio de los jóvenes que banalizan su consumo.
Según la parte consumida de la planta y su manera de elaboración, se puede categorizar sus derivados en 3 grupos diferentes:
  • Marihuana: Preparado de hojas secas y flores.
  • Hachís: Preparado de resina que segrega la planta del cannabis.
  • Aceite de Hachís: Se prepara mediante la destilación de la planta en disolventes orgánicos.  

 ¿Pero qué es lo que “coloca” de la planta?
Pues bien, lo que hace alterar nuestro sistema nervioso central es el THC, que es el principal constituyente psicoativo de la planta del cannabis.


 ¿Cuáles son los efectos psicológicos?

Al igual que sucede con el resto de drogas, el efecto depende de la substancia (dosis, vía de administración, contenido THC, etc.), de la persona (expectativas, experiencia, características físicas y psicológicas, estado anímico, etc.) y del contexto de consumo.
Si el cannabis se fuma, es fácilmente absorbido por los pulmones, por lo que llega al cerebro con rapidez. En pocos minutos empiezan a manifestarse sus efectos, que pueden durar entre dos y tres horas.  Inevitablemente, se entremezclan efectos buscados por el consumidor con respuestas indeseadas. Generalmente hay una fase inicial agradable, en la que los efectos más frecuentes son:
  • Relajación
  • Hilaridad
  • Sensación de lentitud en el paso del tiempo
  • Alteraciones sensoriales
  • Dificultad en el ejercicio de funciones complejas (expresarse con claridad, memoria inmediata, capacidad de concentración y procesos de aprendizaje)

Seguida de una fase donde predomina la sedación (somnolencia, relajación, sueño, etc.)

¿Y los efectos fisiológicos?
Tras el consumo de cannabis pueden darse diversas reacciones orgánicas, las más frecuentes de las cuales son las siguientes:
  • Aumento del apetito
  • Sequedad de la boca
  • Ojos brillantes y enrojecidos
  • Taquicardia
  • Somnolencia
  • Antiemético (modifica la sensación de nauseas en el cerebro)
  • Descoordinación de movimientos

Como toda sustancia psicoactiva tiene sus riesgos asociados a su consumo. Estos peligros vienen asociados por el nivel de THC y por el consumo reiterado.

En el plano psicológico:
El THC es particularmente soluble en aceite, por lo que tiende a concentrarse en los tejidos grasos del organismo, como es el caso del cerebro. Tiene una vida media de una semana, por lo que a los siete días de su consumo aún se mantiene en el cuerpo el 50% del principio activo, favoreciendo su acumulación cuando el consumo es regular. Debido a este proceso existen riesgos:
- El consumo diario de hachís puede ralentizar el funcionamiento psicológico del usuario, entorpeciendo las funciones relacionadas con el aprendizaje, la concentración y la memoria.
- Otro tanto cabe decir de la ejecución de tareas complejas que requieran lucidez mental y coordinación psicomotora, como pueden ser conducir un vehículo a motor, tomar decisiones o subir a un andamio.
- Pueden darse reacciones agudas de pánico y ansiedad.
- En personas predispuestas, puede favorecer el desencadenamiento de trastornos psiquiátricos de tipo esquizofrénico.

En el plano orgánico:
Los derivados del cannabis como frecuentemente se consumen fumados, con una pauta de inhalación profunda, sin filtro, con retención pulmonar del humo y apurando el cigarrillo al máximo,  favorecen la aparición de problemas respiratorios (tos crónica y bronquitis en consumidores habituales de dosis elevadas) y cardiovasculares. Frecuentemente, el hachís se consume con alcohol, con lo que los efectos se multiplican y aumenta el riesgo de lipotimias.

HAY QUE TENER EN CUENTA QUÉ: 

El inicio precoz del consumo de cannabis, aumenta el riesgo de la presencia de problemas relacionados con su consumo, tanto en la esfera escolar, como en la social y de trastornos mentales.

El consumo de cannabis en el periodo académico se asocia a peores notas, menor satisfacción, actitudes negativas hacia la escuela, pobre rendimiento escolar, aumento del absentismo y mayor prevalencia de abandono de los estudios.
El uso diario y durante periodos prolongados de cannabis puede producir deficiencias en la memoria, la atención, la capacidad psicomotora y otros trastornos mentales.
El cannabis es una droga y como tal se comporta, su consumo continuado puede llevar al abuso o la dependencia.
El consumo de cannabis puede triplicar el riesgo de aparición de psicosis sobre todo en sujetos vulnerables.

Me gustaría finalizar el post de hoy añadiendo que aunque el cannabis sea la primera droga ilegal consumida y existan estudios que sugieren que puede actuar como facilitadora de otras sustancias, ello no significa que todos los que la consumen acaben consumiendo otras drogas.
Por eso a los más jóvenes que pasáis por aquí, tened en cuenta los efectos a largo plazo y no tanto la recompensa inmediata que os pueda proporcionar la sustancia y decidid con cabeza y conscientes de lo que consumís, o queréis consumir, si esos son los efectos que andáis buscando.

Si tenéis alguna duda, queréis más información o bien, buscáis ayuda podéis poneros en contacto conmigo escribiéndome un mensaje donde pone “contacta conmigo” y os responderé en la máxima brevedad posible.



Goldstein, A. (1995). Adicción. Barcelona: Neurociencias. Capítulos Ventajas e inconvenientes de colocarse.


Cristina Callao.


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