lunes, 6 de mayo de 2013

Salud Mental




Hay que establecer una diferenciación entre lo que es vivir sano y estar sano, ya que pueden parecer términos muy parecidos pero conllevan una gran diferencia. Ya que estar enfermo o la idea de estarlo, es la sensación que se tiene en cuanto a calidad de vida, de bienestar.
La Salud es un término BIO - PSICO - SOCIAL, es decir, que se enfoca desde tres perspectivas diferentes, pero que se complementan entre ellas.

Cabe mencionar que el entorno en el que vivimos tampoco nos ayuda mucho, creo que es porque vivimos en una sociedad avanzada pero que todavía no está adaptada, porque no ofrece ningún tipo de inclusión a los enfermos mentales. No hablo de profesionales, sino de la población en general. Aún hoy en día, se tiene miedo y tendemos a estigmatizar la enfermedad, incluso usamos palabras como; loco, psicópata, etc. Muy a menudo, sin saber el significado la mayoría de las veces. Creo que lo que pasa, es que tenemos estas palabras tan arraigadas en nuestro vocabulario que no hacemos distinción.
Lo que más me llama la atención es que los psicólogos somos complementos a otros servicios de la salud. Y que antes de que un paciente te visite directamente primero, éste, debe hacer unos pasos protocolarios. Estos pasos son los siguientes: Del médico de cabecera al psiquiatra y, por fin, este lo deriva a un psicólogo para que lo visite y lo trate, si se diera el caso.
Así mismo, durante años ha habido mucho intrusismo en nuestra doctrina, no ha hecho más que quitarnos credibilidad. Un ejemplo actual serían las personas que se hacen llamar coach y no tienen ninguna titulación específica que los avale.
Desgraciadamente, también vemos que la farmacia y la medicina tienen más poder de control en la salud y tienen mejor nombre ante la sociedad. Por ello, si realmente creemos en nuestra profesión nos toca defenderla. Aunque la farmacología hace más de 30 años que no es revisa.
Creo por tanto, que después de haber leído los artículos relacionados con la salud mental en nuestra región, es necesario que pongamos entusiasmo para defender nuestra profesión, pero no para ganar ni ponernos delante de ningún otro doctrina, sino para hacer hacernos escuchar y validar nuestras teorías y nuestra fiabilidad.

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